Ayer dio la vuelta al mundo una triste noticia. Un avión que volaba de Barcelona con destino a Düsseldorf, Alemania, con 150 pasajeros, se estrelló en los Alpes Franceses. No hubo sobrevivientes.
Apenas hace unos días el Papa Francisco convocó a todo el mundo a una jornada de oración para terminar con la indiferencia de las personas. Y hechos como el de ayer nos recuerdan la urgencia de que seamos, todos, un poquito más humanos.
En ese avión viajaban, además de 2 pilotos y 6 ayudantes de cabina, empresarios que iban a Alemania a una convención anual sobre alimentos y bebidas, un abuela con su hija y su nieta, 16 estudiantes alemanes con sus 2 maestros, una pareja de recién casados que iban a vivir a la ciudad destino, dos cantantes de ópera, dos madres con sus bebés de meses, una joven activista que también era mamá de un bebé de 11 meses, un sindicalista papás de tres hijos, un director de recursos humanos, una profesora que iba a visitar a sus hijos, otro padre de 3 hijos cuya viuda espera el cuarto, dos hermanos que viajaban por asuntos de la empresa familiar, dos periodistas, entre muchos otros. La mayoría de los viajeros alemanes, turcos y españoles, dos japoneses, dos marroquíes, dos argentinos, dos iraníes y tres mexicanos: Dora Isela Salas Vázquez, Carlos Milla Masanas y Daniela Ayón, esta última tamaulipeca.
A la familia de Daniela, originaria de Tampico, mi especial empatía y espero que por medio de alguien pueda llegarles este post. No la conocí, pero leí sobre ella y sé que dejó huella en muchísima gente y que incluso estuvo aquí en Ciudad Victoria en alguno de sus cursos de yoga, seguramente tenemos conocidos en común; sepan que los tamaulipecos compartimos con ustedes estos momentos difíciles y que Daniela y ustedes están en nuestros pensamientos.
¿Cómo permanecer indiferentes a tanto dolor humano? Se me puso chinita la piel sólo de leer la noticia. No puedo siquiera imaginarme la desolación de los familiares y amigos de las ciento cincuenta personas que perdieron la vida ayer. Mis oraciones para todos ellos, les mando abrazos espirituales, y para los que me hacen el favor de leerme, sólo un breve recordatorio, la vida es corta. Vivamos. Amemos. Y no seamos indiferentes.
Descansen en paz †.