El sábado se casó mi hermana Ale. Desde el viernes anduve con algunos últimos pendientes y en la noche tuve pijamada en casa de mis papás con mis 3 hermanas (y mi bebé, obvio, si no lo llevo no me pelan). El sábado me tocó llegar al salón a las 10 am (qué tal me la hizo la novia?!). Nos la pasamos de lo más padre desde el arreglo, luego en la sesión de fotos, después el civil, la misa y por supuesto en el fiestón. El domingo a la torna y también cumplió 87 años mi abuelita, así que después nos fuimos a su casa a partir el pastel y cantarle las mañanitas.

Pudiera platicarles mil cosas de la boda. Pero para no marearlos, me voy a enfocar en una: la familia. Entre todos los detalles que hacen una boda exitosa, pienso que la familia es la número 1.

El maratón de actividades el pasado fin de semana me hizo pensar en lo importante que es ese curioso grupo de parientes al que llamamos familia. Es lo máximo!

En lo particular he sido tremendamente bendecida con una familia ENORME. Tengo 36 primos y 26 sobrinos. Por obvias razones es prácticamente imposible que nos juntemos todos pero hacemos lo posible 2 o 3 veces al año, y las bodas son siempre excelente pretexto para convivir.

La familia se esfuerza para estar presente en los momentos más importantes, felices o tristes. Bendita tecnología, incluso los que tienen que faltar, siempre están ahí.

Humanamente, a veces nos criticamos entre nosotros; pero que no venga un externo a decir algo malo de ninguno de mis parientes!!

La familia se alegra con tu felicidad y se entristece con tu tristeza. Lo comparte todo. Lo siente todo. Lo acompaña todo. No siempre lo comprende, pero lo apoya y lo perdona, casi siempre todo.

A la familia no se le puede agradecer todo lo que hace, no existen las palabras para alcanzar a hacerlo. A la familia se le abraza y se le corresponde. Se le reconoce. La familia no es ni será jamás perfecta. No debe compararse. La familia sólo es.

Los sentimientos fluyen y las emociones afloran cuando estás rodeado de tus familiares. Tener tías que son como mamás y primos que son como hermanos, es algo invaluable. Cada uno con su personalidad y su historia, todos los miembros aportan algo para que cada familia sea única y especial.

Sólo le pido a Dios que nunca me canse de apreciar y de agradecerle tener un familia. Y cuando hablo de la familia no puedo dejar de mencionar a los amigos. Hay amigos que aunque no de la misma sangre, son familia de corazón. Esos amigos son aquellos a los que necesitas decirles que son ellos; lo saben de sobra.

Así que este fin, entre whiskys, bailes y brincos, le di gracias a Dios por la familia. Estar ahí compartiendo y viendo caras de quienes sabes que hicieron un gran esfuerzo por estar presentes, divirtiéndose; familiares y amigas y amigos de mi hermana y de su ahora esposo, me infló el corazón. Y me propongo mantenerlo así.

Encima de toda esa felicidad, el sábado mi esposo y yo (a la derecha de la foto, con Luis Alejandro nuestro niño) cumplimos 2 años de casados. No nos regalamos nada material. No hicimos nada «especial.» Nadamás revivimos el día de nuestra boda ahora en la boda de dos personas que queremos muchísimo; tuvimos el honor de ser padrinos de lazo, y bailamos igual o más contentos que el día que nos casamos. Para mí, de eso se trata la vida.

Por favor, disfruten a su familia. Procúrenla. Aprovéchenla. Cuídenla. Defiéndanla. La vida es muy corta como para enojarte (más de lo estrictamente necesario) con tu hermano. Viva la familia!

Siempre Pa´Delante!,

– Marcia Benavides