Menu

¿LACTANCIA: PECHO O BIBERÓN?

“Alimentar con pecho no debe ser taboo y alimentar con biberón no debe ser juzgado.” – Jaime King

Hoy estamos cerrando la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2014, que promueven la UNICEF y la WABA (Alianza Mundial Por la Acción de la Lactancia Materna, por sus siglas en inglés); así que no puedo dejar de compartirles mi experiencia con Luis Alejandro, mi bebé de tres meses.

Debo confesar que, antes de siquiera embarazarme, cuando estaba entre pláticas con mamás que comentaban que no le daban pecho a sus hijos, no podía evitar cierto impulso por juzgarlas, pensando ay qué gachas, ¿por qué no le intentan?, deben de tener más paciencia hasta que puedan. Yo estaba súper decidida a alimentar a mis bebés al pecho, si algún día tenía la fortuna de tener hijos.

Ya embarazada, leí mucho sobre el tema, busqué videos y (según yo) aprendí distintas posiciones para que cuando tuviera en mis brazos a la personita que se formara dentro de mí, no se me dificultara darle de comer.

El veintiséis de abril de este año nació mi hijo por medio de cesárea; apenas me entregaron al bebé y me subieron a la habitación empecé a darle pecho. Al principio no fue nada difícil, pensé ¡¡qué maravilla, ya la hice!! Después tal vez me lo acomodé mal o no sé, tuve los problemitas típicos de la lactancia, Luisito además nació –afortunadamente- muy sano y súper fuerte, era mucha su fuerza al querer comer, el caso es que se me fue complicando el asunto.

Las enfermeras me insistían que les diera permiso de darle leche en polvo (lo que se cuenta fácil pero en ese momento es terriblemente molesto y sólo mortifica), por consejo del pediatra no lo permití y seguí intentando; yo sabía además, por lo que había leído, que los recién nacidos pueden estar uno o dos días sin comer casi nada, pues lo poquito que obtengan del pecho -el calostro-, les es suficiente. Como al tercer día, con algunas heridas, por consejo del pediatra tuve que descansar de un pecho. Sin entrar en detalles, después del otro. Entonces sí le empecé a dar fórmula, como por 15 días, mientras seguía los tips para seguir produciendo leche. Me bañaba con agua caliente, tomaba muchos líquidos incluido un té especial para mamás, me estimulaba con la máquina sacaleches. Hasta que sané completamente volví a intentar ponerme el bebé al pecho nuevamente, y me salió sangre otra vez.

Entonces dejé de intentar. Estoy de segura de que muchas mamás se identificaran conmigo, es verdaderamente frustrante, la criatura tiene hambre y una quiere darle pecho, y duele física y emocionalmente no poder hacerlo; al mismo tiempo que te recuperas de una cirugía mayor, estás desvelada, cansada y frustrada porque tu cuerpo está hinchado.

¿Me enojé? Un poquito. ¿Me desesperé? También. ¿Lloré? Al principio sí. No quería llevar al bebé a la consulta con el pediatra porque me daba miedo que me regañara, pero menosprecié su experiencia. Fue muy comprensivo y me dijo que no debía preocuparme, que había intentado hasta lastimarme y que a veces así sucede. Claro, la leche materna siempre será el mejor alimento para los bebés, pero afortunadamente hoy no es el fin del mundo si no se logra. En principio me sentí triste y culpable por no darle pecho al bebé, después acepté que hice lo que pude, me “perdoné” y decidí apreciar las ventajas de alimentarlo con bibe 😉

¿Mi gran lección?. Nunca juzgar. Estoy segura de que hay madres que no dan pecho porque no quieren, por comodidad o qué se yo. Es su decisión. Hoy sé, sin embargo, que lo más probable es que la mayoría de las que no lo dan, no es porque no quieran sino porque, por uno y mil motivos, no se pudo. Y no por eso eres menos ó más mamá.

La manera en que alimentamos a nuestros hijos no define nuestra maternidad; es el amor con el que lo hacemos lo que la determina.

Para despedirme, quiero dejar claro que entiendo que la Semana Mundial de la Lactancia Materna es, lógicamente, para promoverla; lo último que deseo es que mis comentarios desanimen a otras mujeres que estén en el proceso o preocupen innecesariamente a las que están por convertirse en mamás. Mi personal experiencia, fue negativa en el sentido de que al final no logré darle pecho a mi bebé, pero aún así fue preciosa, y lo poco que le pude dar lo disfruté mucho. En definitiva, si Dios me bendice con otro bebé lo intentaré nuevamente. Al final, no hay sustituto para la leche materna. Y si no se puede dar, no hay porque frustrarse ni permitir que nadie nos haga sentir culpables. Tampoco hay sustituto para el amor de una madre.

Siempre pa´delante!,

– Marcia Benavides


Publicaciones recientes


LO QUE NADIE TE DICE SOBRE LA MATERNIDAD Y LOS 30´S

La sociedad es cruel, y si te desahogas suena a que te la pasas quejándote, y no hay que ser ...
Leer Más

PRÁCTICAS SENCILLAS DE AMOR PROPIO.

¡Holaa amigas las saludo con emoción en esta nueva semana! Hoy quiero platicarles algunos secretitos de cómo me consiento para ...
Leer Más

La perspectiva que cambiará cómo ves todo.

No he encontrado hasta hoy un truco mental más poderoso que éste para vivir una vida optimista, tener una actitud ...
Leer Más

¿QUÉ ES ESO DE LA IGUALDAD DE GÉNERO?

Principalmente por cuestiones de trabajo, me fui metiendo en el tema de la igualdad de género y los derechos humanos ...
Leer Más

Leave a comment