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POR ESTO NOS DIVORCIAMOS (Y CÓMO EVITARLO)

Me gusta pensar que todas las parejas que se casan lo hacen pensando que su matrimonio será para siempre. ¿Por qué entonces se separan? ¿Por qué mientras algunos esposos permanecen juntos «hasta que la muerte los separa», 17 de cada 100 matrimonios terminan en divorcio? (INEGI, México 2012).

Honestamente, quisiera poder decir que me resulta imposible comprender qué motiva tantos divorcios, pero la verdad es que no; le encuentro bastante lógica a tanta separación.

POR ESTO NOS DIVORCIAMOS

En estadísticas, las causas que generan más divorcios son:

  •  Dinero (escasez, despilfarro, mala administración)

  •  Infidelidad sexual

  • Aburrimiento

  • Violencia (física o mental)

Si ponemos atención, las causas enumeradas son sólo genéricas, es decir, ok, ciertamente los problemas de dinero, la infidelidad, el aburrimiento y la violencia generalmente terminarán por destruir una relación. Pero ¿por qué tenemos problemas en esos aspectos? Eso es lo que a mí me interesa… ¿Los podemos evitar? ¿Podemos revertir el creciente índice de divorcios? Absolutamente. Sí podemos.

La respuesta sonará trillada, pero es y será -a mi juicio-, siempre la misma. La comunicación.

Paréntesis. Creo que en primer lugar existen los divocios porque nos casamos sin la madurez necesaria, no nos preocupamos por prepararnos, por conocer a nuestro novio(a) y decidimos equivocadamente aventurarnos por las razones equivocadas; por soledad, por presión social o familiar, etc; no teníamos idea de en lo que nos estábamos metiendo.

Ahora, volviendo a la comunicación. No hablamos. Olvídate de los esposos. Los novios deberían hablar, y mucho, antes de casarse. Si ya nos casamos, DEBEMOS hablar. ¿Sabes cuántos hijos quiere tener tu pareja, o si quiere siquiera tenerlos? ¿Qué concepto tienen uno y otro del dinero, cuáles son sus metas económicas?  ¿Dónde se ve cada uno en 5, 10 años? ¿Qué les apasiona, a dónde van? ¿Para qué nos casamos?

Como no hablamos, no tomamos decisiones en común, no hacemos acuerdos  y, por ende, no tenemos planes ni proyectos de pareja o familia. ¿Cómo entonces, neta, queremos que perdure el matrimonio?

Cada uno con su cuenta bancaria, no tiene ni la intención de platicarle a la pareja cuánto gana y cuánta gasta ni mucho menos en qué lo hace. Siente que está dando explicaciones o que tiene que pedirle permiso al esposo(a). Si no quieres compartir tus finanzas con tu pareja, no te cases. Y eso en cada tema. ¿No quieres convivir con la familia política cada navidad? No te cases. ¿No quieres ceder tu tiempo, moldear tus proyectos personales? No te cases. No es algo malo, simplemente hay que entender que el matrimonio es una vocación y no es para todos.

La infelidad -no lo voy a decir suavemente-, no sucede sólo porque sí.  La infidelidad es de dos. Y no hablo de tu pareja y el otro(a). Me refiero a tu pareja y a ti. Los hombres NO son unos animales que no puedan contener sus instintos sexuales. Por supuesto, nunca será justificable una infelidad. Pero seamos sinceros, la infidelidad (al menos en la gran mayoría de los casos), tiene un razón. Ni el hombre ni la mujer buscan nada fuera de su casa cuando lo tienen todo ahí. El hombre que olvida elogiar y consentir a su mujer, hablarle bonito, ser dulce con ella y escucharla, que la quiere controlar y oprimir su naturaleza femenina de salir de vez en cuando con las amigas o comprarse unos zapatos sólo porque sí; se expone a que su mujer busque en otro lo que él no le da. Sobra decir a lo que se arriesga la esposa que nunca le hace de comer el platillo favorito a su marido, descuida su arreglo personal con el pretexto de los hijos y posterga las relaciones sexuales con la excusa del cansancio. Díganme si no tiene lógica. Los seres humanos somos predecibles.

¿Por qué se acaba el amor con el que nos casamos, dónde quedan todas esas ilusiones que nos unieron cuando dijimos que Sí? No es difícil de comprender. Se acaba el amor (y sí, sí se acaba) porque olvidamos que no es un sentimiento; el sentimiento es el enamoramiento, y es pasajero. El amor es una decisión. Diaria. Como todo lo que vale la pena, el matrimonio para ser exitoso (no sólo de apariencia); debe cuidarse, procurarse, construirse todos los días.

QUÉ HACER

En mi experiencia como abogada, y en particular en derecho familiar, después de leer x cantidad de demandas de divorcio, una cosa tengo clara. Los matrimonios NO se acaban de un día para otro. Cuando entremos en terrenos difíciles, y sin duda los atravesaremos todas las parejas, necesariamente habrá señales. Red flags. Tal vez las estás viendo ahorita. No pretendas que no están ahí; ya sabes lo que inevitablemente vendrá. Y cuando eso suceda, por lo menos sé sincera(o) y no digas que no sabes cómo llegaste a ese momento.

Si hoy tu matrimonio está en peligro, por favor no abandones. A los demás sí nos importa. No queremos más familias separadas. Salvo casos excepcionales que son los menos, todo tiene solución. Busca ayuda. Recuerda por qué te enamoraste y por qué te casaste.

Si tu matrimonio está mejor que nunca, Felicidades. Te animo a trabajar HOY para que esté increíble. Habrá problemas lo tengo por seguro, pero si tenemos las bases, los pasaremos juntos. Como marido y mujer. En las buenas y en las malas. Construyamos matrimonios fuertes.

Siempre pa´delante!,

– Marcia Benavides


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