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POR QUÉ APRENDER A CONFIAR Y TENER FE

La vida puede ser dura, puede ser difícil, puede complicarse y puedes llegar a sentir que tus problemas no tienen salida, que a nadie le importa lo que te suceda y que se te acaban las ganas de sonreír, es válido. Pero al final, siempre hay alguien pendiente de ti.

Idealmente, todos tenemos gente que nos quiere y nos apoya, comúnmente en la forma de papás, hermanos y hermanas, familiares y amigos, son esas personas que se preocupan por nosotros, a quienes sabemos que les importamos.

Pero hay días en que no parece tan fácil pedir ayuda, reconocer que algo que está mal y que necesitas ser escuchado, o simplemente no sabes a quién decírselo. Son de esas veces en que «se te cierra el mundo.»

Esos momentos inevitablemente pueden llegar a tu vida y a la mía, nadie está exento de sentir tristeza, soledad o desesperación, aun si tiene muchas personas a su alrededor. Somos humanos.

Por eso, hoy quiero recordarte lo importante que es aprender a confiar y tener fe en ti mismo(a), y principalmente en Dios.

Tal vez eres religioso o tal vez no, quizá te consideras una persona espiritual  o quizá no. No se trata aquí de hablar de religiones en particular porque, como bien sabemos, nunca acabaríamos. Y no se trata tampoco de mis particulares puntos de vista y creencias. No es sobre lo que yo pienso o puedo suponer.

Se trata de ti. Y de la verdad. Y el hecho es que, lo creas o no, existe una fuerza suprema que para empezar te trajo al mundo (hasta donde yo sé no existe otra manera de que pudieras nacer, sin el milagro que es la creación humana) y que, en segundo lugar, siempre está pendiente de ti. Dios, cualquier que sea tu Dios, no te hubiera formado y no te hubiera traído a la tierra si no tuvieras un propósito y si la vida no fuera bella; no te hubiera traído a sufrir ¿estás de acuerdo?

La cuestión, es que a veces las personas nos complicamos y nos inventamos problemas existenciales y -ojo- cuando digo inventamos es porque en realidad, ¡no existen!, sólo están en tu mente.

La vida es para vivirla y ser plenos y felices. Y recuerda que ser feliz no quiere decir que no haya problemas en tu vida, que no haya retos, que no haya motivos para estar triste. Ser feliz significa que decides ver a través de lo negativo y enfocarte en lo positivo.

Las bendiciones las reconocemos típicamente en la forma de recibir, pero olvidamos que también pueden llegar con la pérdida o la ausencia de algo, de modo que si Dios quita de tu vida algo o no te manda aquello que tu quieres o piensas que necesitas, hay que confiar en que es así para lo mejor, hay que salir de nuestro pequeño mundo personal y tratar de ver la imagen completa, y aun así nunca entenderemos todo lo que quisiéramos comprender. Hay cosas que la razón no entiende. Eso hay que aceptarlo. Y hay que confiar.

Todo es para bien. Abraza la vida. Agradece. Da lo mejor que puedas todos los días y lo que no está en tus manos sencillamente no depende de ti, acéptalo y déjalo ir. Al final todo estará bien. Confía y ten fe.

Como siempre, gracias por leerme y compartir. Cuando termines, me encantaría leer tus comentarios y saber qué piensas. Un abrazo.

Siempre pa´delante.

– Marcia


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