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¿QUÉ TAN MUJER ERES?

 Naciste con el sexo femenino, pero, ¿qué tan mujer eres?

Bien sabemos que, en términos generales, las mujeres somos más sensibles, más comunicativas, más delicadas, más complicadas, más emocionales y más detallistas que los hombres, y por supuesto, estas características son las que nos hacen diferentes y especiales, femeninas. Sin embargo, conviene reflexionar en que, para vivir una vida en equilibrio, hay que saber qué tan mujeres somos, y con esto me refiero a qué tanto permitimos que fluya nuestra naturaleza femenina en nuestro comportamiento, en todas nuestras acciones y decisiones… cuándo, cómo, dónde y con quién.

 Para mí, una MUJER debe ser sensata, prudente, madura, consciente de quién es, segura de sí misma, emocional cuando viene al caso y firme cuando se necesita; de lo contrario eres una niña. Al menos desde mi punto de vista, una no puede ni debe dejar que ciertas características propias de nuestro sexo afecten negativamente su vida y sus relaciones.

Así, en tu lugar de trabajo, si quieres ser buena en lo que haces, no debe perjudicar tu innata tendencia a platicar. Hay que hablar, obvio, pero hay que limitarnos. En la relación de pareja, si bien es esencial al éxito de la misma la forma de ser propia de la mujer –pues es lo que hará el equilibrio hombre/mujer-, no obstante, si nos pasamos de delicadas o somos en extremo sentimentalistas, correremos el riesgo de hartar al hombre que tenemos a nuestro lado; de la misma manera en que, aunque a nosotras nos gusta que el hombre sea protector (esencia de los masculinos), si él lo es demasiado, nos abruma, nos asfixia, nos aleja.

Les quiero compartir amigas que, cuando yo comprendí que no por ser mujer ni por el hecho de que, en consecuencia, soy más sensible que mi esposo en muchas cosas, tengo derecho a hacer un show de cada desacuerdo o malentendido que tengamos, ni es conveniente que le dé mil vueltas en mi cabeza a cada tema sobre el cual tengamos una distinta perspectiva u opinión… fui feliz. Y lo mismo va para situaciones positivas. No hay porque exagerar todo. Tratando de entender por qué a él no le importa si quedan boronas de pan en la mesa después de hacerse un sándwich, cuando a ti no te dejan dormir, sólo consigues frustrarte. Es ESENCIAL a cualquier relación de pareja, y con mayoría de razón al matrimonio, aprender y aceptar las diferencias que caracterizan al hombre y la mujer.

En el plano laboral sucede lo mismo. Los que me conocen saben que yo platico mucho, de manera muy fácil, más que la mujer promedio, como dirían algunos, platico hasta por los codos. No obstante, he aprendido que hay lugares, tiempos y personas con quienes simplemente no puedo explayarme… (tal vez por eso abrí este blog jijiji).

Conozco chavas que cuando andan “en sus días” se transforman -no van al gym, se estresan de más, hacen un melodrama de cualquier inconveniente que surga en el día, y for God´s sake, que al novio ni se le ocurra decir que no quiere ir al cine con ella porque se va a ver el fútbol con los amigos, porque arde Troya. La mujer que se permite una crisis emocional porque «le está bajando», en el embarazo, casi logra que su marido la abandone… fuera de bromas, he tenido conocidos que estando esperando un hijo, lo que en teoría debería ser un periodo de magnífico crecimiento y unión de pareja, no pueden dejar de discutir por cualquier detalle porque la mujer está demasiado sensible e irritable. Y te lo platico yo, que mi primer síntoma de embarazo fue el cambio de humor. Pero hay niveles.

Queridísimas lectoras, en buena onda, claro que es cierto que hormonalmente tenemos fiestas de vez en cuando, y que ello trae altos y bajos emocionales, pero OJO; no es justificación para ponernos todas histéricas y tomar una actitud bitchy. No usemos la grandísima bendición de ser mujeres como herramienta de manipulación; por el contrario, démosle más uso a la astucia y 6to sentido femeninos a nuestro favor.

Ciertamente, el hombre, en general, debe aprender a escucharnos más; y nosotras debemos aprender a platicarle menos.

Para despedirme, no quiero dejar de mencionar nuestra extraña tendencia a complicarnos la existencia, ya sabes, esa tremenda habilidad de encontrar motivos para “sentirnos”, deprimirnos o enojarnos, en cualquier situación… neta, hay que dejarla ir, o por lo menos manejarla, o sea déjala sólo para ocasiones excepcionales. Mi esposo a veces me dice de broma/en serio: -Se te anda subiendo lo mujer. Entiéndase que me estoy comportando medio niña. Y no me pongo loca, si siento que tiene razón, lo acepto, y como no me gusta sentirme así, sin el control de mí misma, ¿qué hago? Lo retomo.

¿Se han sentido así? ¿Están de acuerdo conmigo, o estoy inventando? Déjame tus comentarios abajo, y recuerda, siempre pa´delante.!

abrazos =)

– Marcia Benavides


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