Esas palabras me hicieron profundizar no solamente en que nadie puede hacerme sentir inferior sin mi consentimiento, sino que nadie puede hacerme sentir nada, si yo no lo acepto.

Cuántas veces no decimos o escuchamos, “me pegaste” el mal humor, “me pasaron” las malas vibras, o comentarios de este tipo. La verdad es que, ni la actitud, ni la mentalidad, ni los sentimientos, se pegan. Son responsabilidad propia.

Pensar lo contrario sería tanto como afirmar que somos seres sin voluntad, sin autocontrol de nuestro ser, sin capacidad de raciocinio. En otras palabras, cuando afirmas que “te pegan” o “te pasan” determinado estado de ánimo, estás renunciado a tu esencia de ser humano, que es la consciencia. Estás mandando un mensaje equivalente a decir que no eres capaz de controlar tu carácter, permites que otros lo definan por ti; que eres un muñeco que se puede controlar.

Yo era de las personas que decía, mi hermana “me hizo” enojar, fulanito “me puso” de mal humor, llovió y me desanimé, etcétera. Permitía que otras personas, e incluso lo que no puedo controlar, como el clima, influyeran en mi estado de ánimo y, así, de alguna manera cedía el control de mi vida.

Hoy he hecho consciencia de que tengo la capacidad de controlar mis emociones. (De hecho, según la psicología, las emociones son inconscientes, mientras que los sentimientos son la reacción a las emociones, y por tanto, producto de la razón). No me mal entiendas, no digo que yo decida qué sentir y cuándo sentirlo, pues es evidente que como persona, soy susceptible a mis emociones. Sin embargo, sí puedo decidir cómo manejarlas. Todos podemos hacerlo, es parte de conocernos más a nosotros mismos. Y entonces somos adultos. No puede alguien ser emocionalmente adulto, sin comprender que es el único responsable de sus sentimientos, pues inevitablemente culpará a los demás por todo lo que sienta, lo que hace muy difícil mantener relaciones personales profundas y exitosas, ya sea de pareja o de amistad.

Desde que tomé consciencia de que MIS emociones son MI responsabilidad, mi vida ha cambiado enormemente, porque ahora, cuando detecto que me siento triste, enojada o feliz, sé que es por mí, puedo reflexionar en qué es lo que me ha causado tal o cual emoción y actúo al respecto.

Hoy empezamos una nueva semana, y estamos también iniciando un nuevo mes, te invito a que tú también tomes responsabilidad de tus emociones, a que dejes de culpar por cómo te sientes al pasado, al futuro, a tus papás, a tu jefe, a tu vecino, a tu ex. Acepta que tú estás en control. Cuando decidas hacerlo, serás una persona más plena, pues dejarás de permitir que cualquier persona o circunstancia maneje tus emociones, y te podrás dar permiso de sentir verdaderamente, de disfrutar de tus sentimientos. Te darás cuenta, mejor aún, que puedes permanecer o salir de cualquier estado de ánimo cuando tú decidas.

Me despido con otra frase que ejemplifica el poder del manejo de las emociones. “La tristeza es inevitable, el sufrimiento es opcional.”

Siempre Pa´Delante,

– Marcia Benavides